jueves, 31 de julio de 2014

Triste




Triste


-¡Qué atroz es atentar 
contra la propia vida!- 
comentan todos en tu funeral. 

Tu madre no deja de echarse la culpa, 
tu padre está muy enojado, 
tus amigos lloran 
y el resto de tu familia reza por tu alma, 
porque estarás perdido en el infierno. 

El suicidio es un problema, 
pero muchas veces en nuestra mente, 
aparece como una gran solución. 

Ninguna persona con exactitud 
tiene la culpa de un suicidio, 
no encontrarán una razón 
por la cual ocurrió, 
eso sólo lo supo quien ya partió. 

Nosotros somos almas encerradas 
que en el clímax de nuestras vidas 
no sentimos acorraladas 
y no queda más remedio 
que escapar… 
eso es la muerte, 
sólo un escape a una incómoda situación, 
si suicidarse es de cobardes, 
lo seremos con razones. 

Vemos en la muerte 
una gran amiga, 
que nos protege y hasta nos entiende, 
de los malditos miedos 
a vivir y enfrentar conflictos… 
conflictos de los que no somos causa, 
pero estamos obligados 
a ser la solución. 

Sólo hay un culpable, 
y ese es el crudo mundo, 
o quizá la poca atención que nos prestaron, 
sus patéticos problemas 
fueron los que nos mataron. 
Pero no se preocupen, 
muertos somos más felices.


By Hermes

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